Pongamos todo en perspectiva // Carlos Villalobos
Aunque se nos vende constantemente que el país tiene problemas y que no se avanza en nada, podemos celebrar que la sonrisa ha vuelto a iluminar los rostros de nuestra gente. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la satisfacción de los mexicanos ha alcanzado su nivel más alto en nueve años. ¿No es eso motivo de celebración?
Ahora bien, no quiero sumergirme en un mar de números y estadísticas sin antes reflexionar sobre lo que esto significa para todos nosotros. Porque detrás de cada punto en esa escala del 0 al 10, hay historias, emociones y sueños de millones de mexicanos que merecen ser contados.
Comencemos por el presidente, quien recientemente afirmó que «el pueblo está feliz, feliz». Y sí, parece que los números respaldan sus palabras. Con un estado de ánimo promedio de 6.6 en enero de 2024, estamos presenciando el mejor nivel de satisfacción desde que el Inegi comenzó a realizar estas mediciones en 2015. ¿Qué significa esto? Significa que, a pesar de los desafíos que enfrentamos como nación, la esperanza y la alegría prevalecen en el corazón de los mexicanos.
Pero, ¿qué factores contribuyen a este aumento en nuestro bienestar? El Inegi evalúa una variedad de aspectos, desde la calidad de vida hasta las relaciones personales, el trabajo, la salud y la seguridad. Y aunque podemos sentirnos orgullosos de muchos de estos aspectos, hay otros en los que debemos reflexionar y trabajar para mejorar.
Por ejemplo, nuestras relaciones personales reciben una calificación promedio de 8.8, lo que refleja la fuerza de nuestros lazos familiares y comunitarios.
Además, es importante destacar el aspecto espiritual de nuestro bienestar. La eudemonía, que se refiere al grado de satisfacción personal con la vida, ha demostrado ser uno de nuestros mayores activos. Con evaluaciones por encima de los 9 puntos, los mexicanos se sienten afortunados, libres para decidir y fortalecidos ante las adversidades. Esto demuestra que nuestra verdadera fortaleza proviene de nuestro interior, de nuestra capacidad para encontrar significado y propósito en medio de los desafíos.
Pero no todo es color de rosa. A pesar de estos avances, todavía enfrentamos desafíos importantes. Por ejemplo, el tiempo libre recibe una calificación promedio de 7.9, lo que sugiere que muchos mexicanos pueden necesitar más oportunidades para relajarse y recargar energías.
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? Es hora de que nos unamos como sociedad para abordar estos problemas de frente. Necesitamos políticas públicas que promuevan un mayor equilibrio entre el trabajo y el tiempo libre especialmente.
Pero sobre todo, necesitamos mantener viva la esperanza y la determinación que nos han llevado hasta aquí. Porque si algo nos han enseñado estos tiempos difíciles, es que juntos somos más fuertes. Así que sigamos adelante, con la cabeza en alto y el corazón lleno de esperanza. Porque el futuro de México es brillante, y juntos podemos hacer que brille aún más.
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