Por Bersahín López López
En Oaxaca, la necesidad de una nueva Constitución Política, va de la mano con la urgencia de una reforma profunda a la administración pública en el estado. Una reforma que permita lograr mayor eficiencia y eficacia en los resultados de quienes ostentan algún cargo administrativo y que se encuentran, en ocasiones, más distraídos en lo mediático-político, que en el desempeño de su cargo.
Parece que cuando el ejercicio político está ausente, es necesario recurrir al establecimiento mediático de la norma para ajustar los márgenes de movilidad del Estado de Derecho y la participación ciudadana; lo que equivaldría a decir que cuando el arte no ha logrado una adecuada interpretación, se recurre a la explicación de la técnica para hacer valorar el arte mismo.
Que quien posea un nombramiento en la administración pública estatal, esté impedido por tres años después de su renuncia, para postularse a un cargo de elección popular, debe ser una ley que impulsemos en esta nueva constitución local, como una medida para dejar de hacer política desde la administración pública y comprender que los cargos son para darle resultados al ciudadano y ayudar a los gobiernos en turno, no para perseguir intereses particulares.
La política debe quedar para aquellos que, sin cargo administrativo, desean ganar la voluntad popular en las urnas para ocupar los puestos de elección popular; el pueblo cada vez está más cansado de quienes con el poder del estado, pretenden confeccionarse su nicho electoral, para cambiar de un día para otro, de la responsabilidad de ser eficaces, a la fiesta de ser vitoreados.
Además, la realidad obliga a experimentar, desde la administración, esquemas más horizontales en el ejercicio del poder. La responsabilidad en el desempeño institucional de un estado no debe depender de un particular, sino de un esfuerzo conjunto, de personas que dirijan a grupos para articular estrategias que atiendan las problemáticas y trabajen en los resultados posibles, con firmeza, integridad y lealtad a la ciudadanía.
De ahí que delegar funciones y sectorizar la atención de las múltiples problemáticas que vive Oaxaca, parece ser otro paso elemental para una administración pública eficaz.
El derecho a participar tiene su equilibrio con la obligación de dar resultados. Hoy, más que nunca, el pueblo requiere funcionarios capaces y capacitados, lo mismo que políticos honestos y con credibilidad, separándolos y poniéndolos en su respectivo escenario.
Una nueva generación de administradores públicos y una renovada generación de políticos, que trabajen con sus capacidades y en sus propias circunstancias por Oaxaca, ayudaría a revertir los rezagos y cambiar la percepción sobre la vida pública. Es así como lograremos mejorar la política y los resultados del gobierno. Bajo esta dinámica, Oaxaca puede ser muestra fehaciente a nivel nacional, de que en tierra de Juárez, cada quien… en su merecido lugar.
Es necesario que la renovada Constitución que se delinea por impulso del Gobernador del Estado, con la participación de estudiosos y conocedores del Derecho, planteé un andamiaje normativo adecuado a la realidad del estado, construido con la participación plena del pueblo, sin caer en tentaciones protagónicas, que solo deslegitiman un ejercicio válido, que Salomón Jara está promoviendo y que tocará al Congreso del Estado aprobar, después del trabajo jurídico y social que realice la comisión conformada para dicho fin.
El desarrollo de Oaxaca, tiene todo que ver con la calidad y capacidad de su administración pública y con la altura de miras de su generación política. Las circunstancias están dadas, para aprovechar la oportunidad de una nueva Constitución y poner cada cuestión en su lugar, reformar con criterio integrador e impulsar este gran estado.
Con participación contundente y equilibrios, lograremos iniciar con el cambio generacional real, donde todas y todos pueden participar, porque tiene que ser una nueva etapa de visiones de largo alcance. Terminemos ya con los discursos de odio, pero también borremos la idea del sectarismo.
Los que se cierren, estarán condenados a desaparecer de la voluntad popular, inauguremos una nueva etapa para Oaxaca, la nueva constitución y el desarrollo se construyen. Ahí está la gran oportunidad.